La Fundación Serena del Mar transforma vidas en la región

La Fundación Serena del Mar conmemora su décimo aniversario, un hito que refleja su compromiso inquebrantable con el desarrollo social en las comunidades de Manzanillo del Mar, Tierra Baja, Villa Gloria y la ciénaga de Juan Polo. Desde su fundación en 2014, siguiendo el legado de la Fundación Carlos y Sonia Haime, más del 90% de la población de estas áreas ha sido beneficiada por sus programas integrales.

Con más de 6,500 personas atendidas en salud a través de 26 jornadas organizadas con aliados internacionales, la fundación ha demostrado que la unión de esfuerzos puede generar cambios significativos. Más de 2,200 habitantes de la región han encontrado empleo en el desarrollo del proyecto Serena del Mar, contribuyendo así a la estabilidad económica de sus familias.

La educación se erige como un pilar fundamental en el desarrollo social. La Fundación ha impactado a más de 90 niños y niñas en su Centro de Desarrollo Infantil y ha otorgado 104 becas de educación superior, graduando a 45 jóvenes. Además, iniciativas artísticas y de liderazgo han involucrado a más de 560 jóvenes, y el programa de bienestar para adultos mayores ha atendido a 130 abuelos, fomentando su inclusión y participación activa en la comunidad.

Isabel Mathieu, directora de la Fundación, expresó: “El verdadero éxito está en brindar mejores oportunidades a los niños. Ver su crecimiento y desarrollo nos motiva a seguir adelante”. Este enfoque inclusivo también se traduce en mejoras en infraestructura educativa, como la construcción del Colegio de Tierra Baja, beneficiando a más de 900 estudiantes.

En el ámbito económico, la fundación ha capacitado a más de 103 personas en carreras técnicas y ha impulsado a 40 emprendedores a establecer microempresas, promoviendo así la autosuficiencia económica. Rafael Simón del Castillo, presidente de Novus Civitas, subrayó: “Los habitantes han mejorado su calidad de vida a través de empleos estables y el desarrollo de sus propios emprendimientos”.

Además, la Fundación promueve la integración ambiental, organizando jornadas de conservación que benefician a la comunidad y el entorno. Con 21 jornadas ambientales y festivales de aves, se refuerza el compromiso por un desarrollo sostenible y consciente.

“Este décimo aniversario es solo el comienzo. Seguiremos trabajando mano a mano con las comunidades para transformar vidas y construir un futuro próspero para todos”, concluyó Mathieu, llena de optimismo por lo que está por venir.

La celebración de estos diez años de impacto social no solo representa un logro para la Fundación, sino una promesa de esperanza y desarrollo continuo para Cartagena y sus comunidades.

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